domingo, 20 de agosto de 2017

La última palabra.

"Por tu amor me duele el aire
el corazón
y el sombrero".
F. G. L.

Naces, creces, besas, mueres,
besas pronto y tarde
besas de colores
y en blanco y negro,
ciegas más allá de los sonidos
y descansas con una falsa sensación
de modestias aparte.

Un día bajé la mano a lo prohibido
y desde entonces la tierra me supo menos amarga
menos dulce y más tierra.

Nunca he estado más perdido que ahora,
yo, que algunas veces regalo el corazón
y otras, que directamente
lo pierdo.

Después los tejados fueron de agua y roca,
buscaba cada esquina oscura para robar un beso
y calentar lo que podría comerme cuando gustase.

Calle, cama y cartón sabían a caramelo ensalivado.
Ni manzana ni mano de Eva,
decidí follarme a todas las serpientes
antes de dejar el paraiso
y encontrarme con la arena en el ojo.

Cae el frío y mi cuerpo detrás 
de ti.

Encierro un sentimiento atroz
con cada pestañeo
y el recuerdo de este caos
vuelve a sangrar la nieve del abrazo
de quien no se deja querer
como el fiel que se flagela.

He encontrado una cueva en mi cabeza
que va directa a una cascada
y pretendo hacerme el amor en estas aguas subentrañas
porque para perder la razón
siempre me quedará tiempo.

No, esta no es la vida que elegí,
ni la lucha,
pero sí la que hoy padezco
y en este extremo de la cuerda
tiro para que no te caigas
y tiendo la mano al caído.

Hoy la noche es menos noche,
las perséidas se quedaron en el recuerdo,
la montaña aplasto al viajante,
la rueda giró en sentido contrario
y las agujas del reloj se clavaron en mi costado.

No os confundáis,
esta no es otra historia triste
sino otra más pequeña
a veces dulce, a veces de colores
y otras
otras en blanco y negro.