domingo, 7 de junio de 2015

La zorra de tu boca.

He encontrado eso que andáis buscando todos
como el que busca una fuente en un desierto,
una aguja tan perfecta en el pajar,
que pagaríais por ser pinchados con ella.
He encontrado a una musa
disfrazada en tu boca.

Y joder qué boca.

Si la vierais como yo sabríais de lo que habla Salem
cuando describe los andares de su felina,
es que no os hacéis una idea de lo bien que sabe,
se mueve,
y se relame.

Ni el culo más redondo puede asimilarse
a la curvatura de sus labios,
pero ya cuando sonríe...
joder, qué bien sonríe.
Las palabras que salen de ella son más palabras
solo por como se mueve al pronunciarlas,
que esa boca no habla, 
se folla el sonido,
joder, qué bien suena.


Pero cuando ella (tu boca) me besa,
qué coño, no besa, mata,
se puede sentir que ha merecido la pena
haberme cruzado con tantas otras
solo por notar la diferencia.
Y eso, solo con besarla,
no quiero pensar en otras cosas que puede hacerme
que el precipicio es muy alto y la hostia
puede ser tan fuerte como dulce y salvaje,
joder, qué bien besa.


Y es que hay tantas palabras que no salen de esa boca
que ya no sé si quiero que me hable o que me coma,
ambas cosas las ansío,
y joder, qué bien saben.

Lo que estoy tratando de decirte
es que venero tu boca,
como nunca he venerado nada,
que le dedicaba un rezo de piel a piel,
de labio a labio cada noche del tipo
"hágase tu voluntad, 
así en tu cama, 
como en mi cielo."


No hay comentarios:

Publicar un comentario