miércoles, 15 de julio de 2015

Nada

He apuntado tan alto que hasta el cielo de tu boca ha sentido miedo.

Te he desquiciado tanto las ganas
que hasta estas,
 te han llamado estúpida.

Estúpida por no decirme que te folle hasta morir
y luego te bese lento para traerte de vuelta.

Ni creo en las mosquitas muertas
ni en los amaneceres dorados,
tampoco creo en tus "estoy bien",
mientras tus ojos,
-dios, que ojos,
gritan "estoy aquí, ven".

Deseo concedido,
aquí estoy con una línea curva debajo del ombligo,
una sonrisa en la cara traducida en calentón
y las manos en posición cóncava.

Si saltas que sea de culo,
así sabremos el final de este cuento de hadas ligeras de cascos
y héroes de dudosa orientación sexual.

Pero sexual,
siempre sexual.

Tratarte como una princesa en la cama
y como a la nada fuera de ella.

Eso es lo que somos.
NADA.
Eso es lo que seremos,
más nada.
Nada de luz,
nada de palabras bonitas,
nada de tocar la luna,
salvo si es a base de embestidas.

Hay una norma básica para entrar en este jardín:
Respeta el sexo y margina al amor.

Repito, no eres nada para mi,
pero esta noche vamos a hacer de todo,
hasta quedarnos en eso,
NADA.


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