lunes, 11 de abril de 2016

Érase una vez (Cartas a un futuro amor III)

Qué bonito sería no querer volar
contra cada muro que encuentre a mi paso,
destriparme con un polvo sabor a harakiri,
caminar por la pasarela del barco
en el que nunca navegaré
y vacilar a todas las bestias que se mueren
por separar la carne de mis sentimientos.

Qué bonito sería acabar mis días
donde empiezan los tuyos y viceversa
y versos con aspiraciones a beso
y beso con finales felices
y perdices colocadas de orgasmos
de aquí te pillo aquí te esnifo.

Qué bonito sería cerrar el rosal
y tirar la llave al cielo,
partirme las piernas en tu habitación
para no salir corriendo,
regalarte mis huellas dactilares 
y reírnos del cabrón que nos jodería las siestas
porque nosotros le joderíamos las noches
pero nos joderíamos con amor.

Qué bonito sería tatuarte en mi cabeza
y perderla constantemente para que tú la encuentres,
olvidar las ganas de conocerlo todo
por conocerte a ti.

Qué bonito sería participar en una orgía de sentimientos
y que los protagonistas fuéramos tú y yo,
ponernos hasta las cejas de nosotros
y llegar hasta el culmen del amor,
exhausto por el éxtasis de tu aliento.

Qué bonito tapar todos mis agujeros de bala
con algodones mojados de ti,
perdonar el placer del riesgo
y suplicar un último disparo a quemarropa
cada día de mi vida.

Qué bonito sería pensar que tengo todo
por tener para siempre un sitio en tus abrazos.
Que nunca más volveré a pasar hambre de ti,
porque nos comeremos para matar el aburrimiento.
Que no necesitaría saltar de planeta en planeta
porque prefiero abrazar el sol
y girar siempre al son de tus llamas,
quemarme cada vez que amanezcas
y curarme todas las noches
como sólo tú
sabes hacerlo,
haciéndomelo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario