"Ahí te encontré, un héroe
de otoño,
un soñador entre los locos"
Depedro.
Nunca
un diciembre fue tan cálido
y nunca
una madrugada tuvo tanta luz,
nunca
creí ser tan feliz
y todo
porque venías tú
Nunca
un día duró como un año
y nunca
una sala de espera le hizo tanto honor a su nombre.
Nunca
me dolió dos veces el corazón
y nunca
una madre estuvo tan unida a su hija.
El sol se durmió de esperar,
la noche abrazó a la
preocupación y la tomo
por su amante de unas horas.
Y desde
entonces tú,
siempre tú,
capaz
de convertirte en el deseo de todas mis fiestas de cumpleaños.
Lo
indescriptible no está en las palabras que no sabemos,
sino
en lo que sentí cuando te sostuve entre mis brazos.
Nunca nadie fue tan capaz de salvar a una
familia en mitad de tal crisis,
catarsis,
apocalipsis
(De la enfermedad de una
madre).
Vamos a
jugar a que yo me preocupo
y tú te
ríes de la vida porque todo es nuevo,
vamos a jugar al corro de querernos,
quitarnos las zapatillas
y tirarnos por el suelo.
Vamos a
jugar a que yo sufro si te caes
y me
levanto cuando me abrazas.
Si por
mi fuera te hacía una armadura de rosas
y espinas de colores.
No te
voy a privar del dolor porque hay que sentirlo, es entonces cuando merece(s) la
pena.
Te has convertido en la cura de una abuela,
en el amor de una madre,
en mi más preciado tesoro,
y tú,
que siempre tú,
sin saberlo.
Abrazas
la rabieta y la rabia hasta convertirla en risas
y no
hay mayor don que tú.
Saca
músculo, que todos te miran.
Dicen que el amor duele tanto como
sentir que te mueres.
Y una mierda.
Yo, contigo.
De amor
vivo.