a pesar de que llovía.
La noche de antes de ti
amarré mis manos y pies
a la cama
esperando a que alguien se atreviera a salvarme
o terminar la faena.
Esperé tu respuesta sabiendo
que los muertos no hablan,
sabiendo que eres como el Cid,
un cobarde hijo de puta
vestido de héroe nacional
que siempre vuelve a casa.
No queda más remedio
que tirar por tierra a la tierra
que guardé para salvarte,
porque la valentía no crece
si no le das de comer
y la tuya habita en un planeta
[en vías de desarrollo.
Todos los trofeos que ganaste
se volvieron de arena y cartón
incluido el mío.
Ahora comprendo que no tiene
más el que luce
sino el que se apaga.
Vuelve a ser navidad,
vuelvo a tomar el sol
con mis gafas en el metro de Madrid
luciendo las escaras,
herida abierta.
Tú me miras con las manos
llenas de agujas e hilos
sonriendo puñaladas como
el hijo de puta héroe nacional
que el mundo reclama
mientras presumes de mi amor
[a puerta cerrada,
pinchado en la solapa de tu chaqueta
como un crucificado,
la que nunca pusiste sobre mis hombros
cuando más lo esperé
cualquier día de ventisca
mientras miraba celoso
como mirabas a tu ombligo.