"Dando vueltas por este cuadro...".
Vega. Nueva York.
He conocido al miedo,
tenía los ojos marrones
y le cambiaban de color con la luz del día.
Decía que los pájaros no nacen volando,
que algunos se estrellan y mueren,
como en el amor.
Sabía deletrear gemidos
y no dudaba en meterse en mi cama.
Cada tarde cavaba una tumba
en cuyo epitafio rezaba:
"Aquí yace el niño que llevo dentro
y nunca aprendió a volar por amor al miedo".
Iluso de mi, pensé que me quería,
supongo que los mordiscos duelen
a cualquier hora de la vida.
Quería la casa, el coche, el perro y la familia,
contigo.
Quería pensar que tú.
Quería sustituir al miedo y enterrarnos juntos.
"Aquí yacen dos niños adultos
que renacieron de la distancia".
El miedo siempre nos observaría
pero sólo tendríamos ojos para comernos.
No hay dos sin tres
y ya me ha costado
partirme el corazón
por la mitad
como para que quieras compartirlo
con el miedo.
Este nicho es demasiado pequeño
y no te has dado cuenta,
el oxígeno se acaba,
combustión fallida entre nosotros.
...
"Aquí yace un ángel que se cortó las alas por amor
y se las regaló a sí mismo".