miércoles, 3 de enero de 2018

Breakaway

Tengo la piel áspera
de esperar a que lluevas
con la voluntad de un tifón,
tifón sin nombre,
que arruine los cimientos
de lo que un día fue casa, hogar y chimenea.

Quiero encontrar un cobijo
entre las horas que perdemos
intentando ser valientes
sin conseguir una respuesta del coraje.

Necesito un colchón que me 
abrace cuando menos lo necesite.
Un colchón sin alfileres
donde descansar el sentido común
y dejar a la lógica y el corazón
follar en lo alto de la almohada
y dar por finalizado el desencuentro.

Siempre lo difícil acompaña,
enamora, salpica y entierra.

Quiero una cama que no
duela cuando no estás,
que no enjaule cuando aparezcas,
que no esconda judías
para que este príncipe despierte.

Estoy durmiendo entre setecientas treinta
razones para despertar,
de todas ellas, tú
me quitas el sueño.

Se ahogan estos versos
en su propia tinta
porque han emborronado 
los cristales de las ventanas
y enero no tiene piedad con
las ascuas.
Ni yo tampoco.

Sigue amenazando el tifón,
mojando mi colchón con gotas
que no se secan,
que nunca llegan.
Sigue corriendo la tinta por nosotros
arrastrando nuestras huellas
por la vida
de por vida.

Sigo tumbado en esta cama
que no se acaba nunca,
esperando una judía que me
regale motivos para levantarme,
esperando un alfiler imaginario que me
haga saltas por nada

Esperando a dormir para poder despertar.