lunes, 29 de diciembre de 2014

Maldita la historia nuestra

Recuérdame quién soy o quién fui,
busca en mi cabeza todos los momentos que nos han perdido.
Enséñame de nuevo todos los besos que nos quedan.
Haz que en mis oídos suene constantemente la noche eterna.

Dame un 5 de espadas clavadas en nuestros labios
y ciérrame los ojos y quema todos tus trucos de magia.

Rompe todas las ventanas,
para poder vernos como antes,
porque yo ya no te veo,
ni nos veo.

Dame esa mitad que a veces me falta,
déjame mal, sólo como tú sabes,
y pégame en los brazos tan fuerte
que salgamos ardiendo por puro roce.

En tu imperfección está mi perfección,
Y te prefiero así,
ni más ni menos (ni tanto ni tan poco),
de lo que me prefiero a mi.

Cuéntame todas tus teorías locas sobre el universo,
que ahora las voy a entender,
que bueno fue arriesgarte a preguntarme,
ganar con un "vale, por mi guay",
sin ni si quiera conocerte.

Te quiero lejos y cerca al mismo tiempo,
y por querer, quiero todas las palabras que me has robado.
Quiero tu mala suerte entre mis manos.
Quiero contarte todas las cosas que aun no te había contado.

Y te diría que maldita la historia nuestra
y todas las coincidencias que tenemos.
Y te diría que maldita poesía
y todas las guerras y besos que perdemos.

domingo, 21 de diciembre de 2014

En primera persona.

La gota de rocío resbalando por mi boca;
podando, cada cuatro estaciones
las partes,
que nos han destrozado;
creciendo en todas las direcciones,
duro, duro como una roca.

No se si es mi olor o el vuestro,
pero me encanta estar aquí plantado 
y no sentirme de vuestro grupo.

Y será por las flores y los insectos que he tenido pegados en mi cuerpo,
y por ser, que sean y serán, 
que con el día a día les he visto llegar,
besar,
querer,
follar,
y marchar (y marchitar).

Puede que sea primavera, verano, otoño o tu inverno,
puede que con mis labios haya abierto las puertas de tu infierno,
o puedo haber regalado los meses más cálidos a tu cuerpo.

He de confesar que las espinas no crecen solo por fuera,
también por dentro, 
pero solo las sientes cuando alguien las aprieta con fuerza.
Y en esos momentos pienso.

"Otro corazón que muerdo,
mastico
y escupo.

Y en el suelo,
entre sus trozos,
veo trazos del mío."

Pero eso es lo que pasa con las rosas,
que quererlas duele,
y abrazarlas, más.

Hay un cuchillo de doble filo con ganas de podar(me),
es como unos labios que sangran de las ganas de besarnos.

No me juraría amor eterno ni a mí mismo;
acabaría dejándome por alguien
que no merece la pena.
Tampoco me declararía la guerra, 
pues siempre he sido de acostarme el enemigo.
Y ganar.


Y el día que te corten todos los tallos,
el día que se te caigan los pétalos,
el día que no te huelas ni las ganas,
ese día, ya si quieres,
me llamas.