jueves, 18 de junio de 2015

La imposibilidad del equilibrio.

Hoy es un día de esos
en los que tengo los nervios tan a flor de piel
que los estoy sudando
y no me hace falta tu calor para deshidratarme.

Un día de esos en los que saltaría al agua,
esperando que se apaguen todas tus llamadas y mensajes
y nadaría tanto,
tanto,
que cruzaría el mundo hasta llegar a tus espaldas
y así no estar en tu punto de mira.

Entiende que estoy acostumbrado a vivir sin las correas de una sociedad monógama.
Entiende,
que estoy acostumbrado
o cincelado,
a hacer lo que me dé la gana.

Hoy es un día de esos en los que te diría
que cogieras el coche,
que me apetece estrellarme contra el primer muro que viéramos,
que quiero que la hostia sea más grande que el amor a primera vista.
Y en el último segundo,
abriría la puerta y saltaría,
quedándome a solas con el mundo y mi locura.

Hoy es un día de esos en los que te abrazaría,
pero sin llegar a tocarte,
te miraría,
pero sin llegar a verte,
te besaría,
pero no te metería mano,
te diría adiós y me daría la vuelta,
pero sin perderte de vista.

Hoy es un día de esos en los que no te quiero ver,
pero al mismo tiempo me muero de ganas.


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