lunes, 18 de enero de 2016

Void.

Vienes para abrirme en canal,
desde el pecho hasta el ombligo,
cavas en mis órganos la estancia perfecta
y mientras yo, insensible al dolor, imposible,
cuento los segundos que me faltan para sentir
tu aliento dentro de mi caja torácica.

Hace tanto que tengo este invierno latiendo por dentro
que pensar en tus hogueras me acojona fuerte,
y este miedo me hace sonreír veranos de los años 90,
de forma semiconsciente,
como cuando leo tus buenos días.

Eres un día de temperaturas máximas
y al mismo tiempo un vaso de agua helada
y la mano que la ofrece
y las rodillas que se me clavan en tus costados,
qué malas son las ganas de meterme en ti
de un salto al vacío,
con los ojos morados y vendados por igual.

Me proclamo dueño de tus cosquillas
si tú lo haces de mis dolores,
te cedo todos mis derechos de autor
si prometes escribirme las buenas noches en mi espalda
siempre.

"Siempre es mucho tiempo...
...siempre es mucho tiempo...
...siempre es mucho tiempo",
resuena en mi cabeza,
pero ya te he dicho que me estoy desternillando de miedo
y que me encanta(s).


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