viernes, 27 de mayo de 2016

Revienta.

Me contó que se levantaba
porque quedarse en la cama
era de gente pudiente
y tenía las manos demasiado rotas 
[desde que nació.

¿Cómo no iba a sentir curiosidad?

Le dije que me enseñara el mundo con sus ojos,
me pasó un porro,

todo rojo,
rojo el cielo,
rojo el suelo,
rojo el aire,
rojo el humo,
risas rojas
en horas más rojas aún.

Rojos besos,
rojos juegos,
rojos desenlaces.

Tenía la vida entera
dentro de la boca,
roja boca,
no hacía mas que escupir
pero siempre se le llenaba.

Me contó que se levantaba
porque lo bueno nunca se queda,
porque necesitaba gritar a los colores
que el suyo era el más brillante,
porque sobrevivir era su reto.

Rojas señales,
roja carretera de ciudad,
roja cárcel.

Me contó más de lo que sabía
y no se cansó hasta que lo memoricé,
rojo sobresaliente,
rojo de cagarse,
rojo que revienta,
me dio un título que decía
que no hacía falta una vida
para describir un color,
sólo dos meses,
rojos meses.

¿Cómo no iba a picarme la curiosidad?


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