jueves, 5 de noviembre de 2015

La carrera.

Corre, dame la mano,
que se está acabando el mundo
y este pasillo es demasiado largo
para sentirnos separados.

Corre, joder, 
que se están apagando las luces del techo a cada paso.
los portazos nos sacan 423 kilómetros y medio beso
y no me da la gana de que nos ganen en este asalto.

Corre y mírame,
me haces tener los ojos de todos tus colores
en un mundo de escalas de grises,
me he perdido corriendo y hay un territorio que conquistar en esos labios.

Corre, que aún no tengo el corazón en la garganta
y ya estoy notando tus pulsaciones en mis oídos.
El universo se ha parado en este momento
y nosotros disfrazados de caricias seguiremos corriendo.

Corre, dame la mano
que estoy cansado y tengo sueño.
Me declaro apátrida de mi subconsciente
si puedo seguir corriendo(me) en el tuyo.

Voy a romperme la boca de un momento a otro
y no estaré conforme si no es contra tus besos.

Corre, date prisa,
me muero de ganas de empatar esta carrera,
llegar a dos pasos de la meta
y esperar a ver quién de los dos se lanza primero.

Corre, te estoy diciendo,
como si fuéramos dos gatos
que van por su octava vida
y no pueden esperar a matarse para llegar a la novena.

Corre, que se acaba el poema, 
vamos a llegar tarde al estreno en la cama
y todavía no sé en que día vivo.
Corre, pero córrete conmigo.




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