lunes, 13 de abril de 2015

Anatomía.

Te invito a pasar el día en mi cabeza,
no hay mapas ni consejos,
solo tengo la certeza de sentir tus dedos en mi pelo.

Continua descosiéndome los párpados,
mira dentro de mis ojos y dime qué ves,
deslízate hasta la punta de mi nariz
y te acunaré en mis labios
para poder saborearte al dormir.

Te enseñaré las cargas
que han llevado mis hombros en cada viaje
y te regalaré las flores que crecen por mis brazos,
son tuyas,
pero no lo olvides,
están encarnadas
y no hay nada que puedas hacer por arrancarlas.

Quiero olvidar todas las huellas
de las manos que me han tocado,
memorizando el roce de tus labios.

Toca cada letra de mi espalda cuando esté preparado,
arrópate con esas alas toda la noche
y bebe, bebe de cada frase,
hasta que sacies las ganas de tenerme enganchado.

Mi ombligo es el precipicio,
donde puedes hacer caída libre,
sin más cuerda que mis manos aferrándose a tu pecho.
Por debajo de este,
se me había olvidado que el amor con sexo existe
y que lo tengo en la punta de la lengua.

Anuda mis piernas con las tuyas,
así ya no podré escapar ni de mi propio cuerpo,
donde estás tú, cual turista,
conociendo cada recoveco.

Pisa en cada paso que doy
y pasa por donde piso,
hazte astronauta
y deja tus pies clavados en la arena
junto a los míos,
esperemos a que nos lleve la marea de día,
mientras te invito a descubrir mi anatomía.



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